Para que tu no llores
(O...
como te haré sentir bien)
Hace un mes que has nacido y lo has cambiado todo.
Has llenado cada hueco vacío que podía haber en
esta casa, que también es tu casa y has conseguido que vivamos únicamente
pensando en ti cada segundo.
He decidido empezar a escribirte estas cartas,
porque te miro fijamente y tengo ganas de hablarte y que sepas todo lo que
quiero decirte.
Lo primero que quiero es pedirte perdón; porque no
voy a ser perfecto. Nunca lo he sido y difícilmente lo voy a ser. A veces hago
las cosas muy rápido y otras veces, no sé por qué pienso, que me cuestan un
poco más que a los demás.
No soy a quien tus amigas mirarán con admiración por
mi profesión o por lo que hago. Al menos de momento. No soy Juez de la
Audiencia Nacional, un reconocido neurocirujano o cosas por el estilo. Lo que si
sé es que cuando seas mayor y vengan amigas tuyas a casa, os haré reír. Quizás
así te sientas orgullosa. Y yo me sentiré completo si lo hacéis.
Ojalá te parezcas a tu madre. Ella sabe como hacer
que las cosas funcionen cuando se atrancan. Normalmente tiene la solución a
problemas que yo no consigo descifrar. Sé que somos un buen equipo y que juntos
conseguiremos que seas todo lo que quieras ser. De ser lo que quieras ser, te
encargarás tu; nosotros nos encargaremos de darte todo lo que necesites para
conseguirlo. Ahora, ya no tengo nada mío. Todo lo que te rodea en esta casa,
aunque aún no lo sepas, es tuyo.
Lo segundo que quiero que sepas, cuando leas esto,
es que me enamoré de ti desde que te vi por primera vez y te pusieron en mis
brazos, liada en un toalla y no dejaste de mirarme fijamente durante 20
minutos. Ese rato en el que solo estábamos tu y yo, has sido el momento de
mayor paz que he tenido nunca. Me mirabas casi sin pestañear mientras yo me
preguntaba si justo recién nacida podía darte un beso.
Me he enamorado de cada gesto o cada ruido que haces
con la garganta cuando te estiras. De cómo lloras cuando tienes hambre y de
cómo protestas cuando no estás cómoda en tu cuna. De cómo, pese a tener poco
más de un mes, sabes cuando estamos cerca o cuando nos hemos alejado a la
habitación de al lado. Me he enamorado de tus labios cuando estás a punto de
llorar porque quieres estar en brazos.
No te imaginas la cantidad de veces que me he equivocado
haciendo cosas en la vida; cuantas cosas he empezado a hacer y al final no he
sabido terminar. Nunca sabrás lo que van a valer mis advertencias, mis consejos
y mis enfados hasta que los veas con la misma perspectiva con la que yo hoy sé
en qué me he equivocado. También, cuando seas mayor, entenderás que hay cosas
que nunca volverán. Y de nada te servirá llorar como haces ahora cuando quieres
algo.
Por eso, desde hace un mes, nosotros, mamá y yo,
vivimos pensando de forma automática en qué será lo mejor para ti y como
dártelo. Para que tu no llores.
Las noches que no puedes dormir, te cojo en mis
brazos y te pongo Mozart para que te relajes poco a poco y consigas dormirte.
Concierto para piano n.21 de Mozart en Do Mayor. Empiezas a cerrar los ojos casi
al instante y tu respiración empieza a ser cada vez más calmada. Te acuno de
pie al ritmo de la melodía. Si todavía no estás dormida profundamente, y paro,
te despiertas como preguntando que qué pasa, que por qué no me muevo… Y así
consigo que te duermas mientras no dejo de apretarte contra mi. Hasta que se me
duermen los brazos. Te arropo contra mi pecho para duermas tranquila y para que
tu no llores.
Hay tantas cosas que me gustaría decirte cuando te
tengo delante; tantos planes que quiero hacer contigo y tantas cosas que quiero
que veas. Tantos sitios donde quiero que estés. Y también, tantas cosas y
sitios que no quiero que vivas y veas jamás. Quiero que vivas siendo inocente
hasta que la pequeña dosis de crueldad diaria que tiene la vida te haga ver el
mundo como es de verdad.
Mientras tanto, ojalá lo veas durante muchos años
con ojos de una niña.
Porque te harán daño y habrá cosas que no te
gustarán y para eso estaremos nosotros, para enseñarte y para que tu no llores.
He aprendido muy rápido, en cuestión de días a ser
paciente; ya no quiero que crezcas para llevarte a clases de tenis, ni que
crezcas para enseñarte a sumar, ni quiero que te hagas mayor para que me pidas
meterte en la piscina sin manguitos, ni quiero que crezcas para oírte protestar.
Tengo tantas ganas de disfrutarte cada segundo de hoy mismo. De ahora. Hasta
tal punto que hoy ya me parece mucho desde ayer.
Por cosas con estas, una de mis responsabilidades
más grandes es hacerte crecer paso a paso, que no vivas más deprisa de lo que
tienes que vivir y cada vivencia que tengas, sea la que tienes que tener con tu
edad.
No voy a dejar que nadie te trate mal y que nadie te
haga daño. Físico, evidentemente, no lo toleraré de nadie. Pero me refiero al
daño de verdad; no dejaré que nadie te humille o te haga sentir mal (ni que tu
lo hagas). No dejaré que nadie te mienta (ni que tu lo hagas) y te haga creer
en cosas que después no pasarán. Tampoco voy a permitir que nadie se aproveche
de ti (ni que tu lo hagas de nadie) y te utilice sin importar qué sientes tu.
No voy a dejar pasar si alguien te habla o trata mal (o si lo haces tu).
Lee bien todo lo que hay en el párrafo anterior
entre paréntesis. Ahí tienes una lista de cosas que no debes hacer. No humilles
a nadie, no creas que eres más que nadie, no mientas ni creas en cosas lejanas.
No seas interesada con nadie y por supuesto, no hables mal a nadie. Recuerda,
que todos tenemos un mal día y normalmente, nunca sabemos cuando las personas
que están cerca están teniendo uno. Sé cariñosa siempre; te abrirá muchas
puertas. Lo irás viendo conforme crezcas.
(esto
último, mejor que lo aprendas de tu madre, yo soy un poco menos empático que
ella… Probablemente cuando estés leyendo esto, ya te habrás dado cuenta.)
Conforme crezcas nos iremos conociendo. Seguramente,
llegar a conocerte bien sea uno de los mejores regalos que la vida nos pueda
regalar. Conocerte, educarte, enseñarte y cuidarte.
Cuidarte mucho, para que tu no llores.
Te has levantado inspirado y con la capacidad de sacar fuera aquello que llevamos dentro y tantas veces callamos...estoy feliz que estes experimentando tantas emociones que te hacen sentir mas pleno. Un bello proyecto sin duda el que hoy comienzas. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarQue hermosas palabras😢
ResponderEliminar